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El futuro del suelo está en nuestras manos

1 de octubre, 2020

En Cono, la preservación de nuestros recursos naturales es fundamental, por eso la producción de nuestros cultivos siempre está orientada a la sustentabilidad. Queremos asegurarnos de que nuestro suelo se mantenga saludable y fértil a largo plazo, por lo que la gestión de los niveles de carbono del suelo es particularmente importante.

Nuestro suelo es uno de los más preciados recursos naturales que requieren protección y conservación. La funcionalidad del suelo depende en gran medida de la presencia de materia orgánica, específicamente del nivel de carbono orgánico que contiene, lo que incide positivamente en su fertilidad y productividad.

Para monitorear la salud de nuestros suelos utilizamos diferentes indicadores, uno de los más relevantes es el índice de carbono. El carbono orgánico proviene del carbono atmosférico, que es fijado por las plantas a través de la fotosíntesis y luego secretado a través de las raíces. Los pastos como el maíz y el trigo, así como el mantillo ayudan a mantener un equilibrio saludable de carbono en el suelo.

Cono ha implementado numerosas iniciativas para mejorar la biodiversidad centrándose en la reforestación y en la mejora de los hábitats.
Cono emplea prácticas agrícolas regenerativas para contribuir a la salud del suelo.
Condiciones que producen erosión del suelo

También utilizamos modelos para informar nuestros métodos de producción. En conjunto con la consultora internacional Unicampo1, integrada por profesionales que a su vez se desempeñan como profesores en la Facultad de Agronomía de la Universidad del Uruguay, el departamento de producción del Cono desarrolló un modelo adaptando la fórmula USLE (Ecuación Universal de Pérdida de Suelo). Esto nos ayudó a determinar las diferentes condiciones que producen la erosión del suelo.

La USLE expresa el promedio de pérdidas anuales de suelo a largo plazo (en toneladas métricas por hectárea por año). Considera un conjunto de medidas para establecer la pérdida de suelo por unidad de área, incluyendo el tipo de suelo, la pendiente del campo, el plan de rotación de cultivos del productor, el grado de cobertura, el tipo de labranza (siembra directa o convencional) y la precipitación promedio en el área. De todos estos parámetros, solo el tipo de suelo y la precipitación anual están más allá de la gestión agronómica.

Evitar la pérdida de nutrientes

La adaptación del modelo nos llevó aproximadamente ocho meses, durante los cuales se recopiló la mayor cantidad de información posible en términos de datos y tipos de suelo de los campos, registros de precipitaciones y clima. Para ajustar el modelo, se simularon rotaciones hacia atrás para determinar el estado de nuestros suelos. Con el modelo ya ajustado, nuestra perspectiva es, a partir de ahora, comenzar a implementarlo en todos nuestros campos. De esta manera, podremos monitorear el contenido de carbono de nuestros suelos a través de un equilibrio de entradas y salidas. Sobre esta base, podemos crear planes de rotación de cultivos que nos permitan obtener saldos positivos, evitando la degradación y pérdida de nutrientes en nuestros suelos.

A su vez, la rotación de cultivos se apoya en el servicio de siembra o cultivos de cobertura, cuyo propósito es proteger el suelo de la erosión al no dejarlo al descubierto, y la sistematización de los campos. El proyecto de sistematización consta de tres etapas:

  • Un levantamiento topográfico de cada campo y la cuenca hidrográfica a la que pertenece

  • Informe preliminar con datos planialtimétricos y sistematización de campos

  • Construcción de terrazas cultivables para la absorción de agua, canales de drenaje y nuevas carreteras

Mantener la salud del suelo

Este proyecto busca evitar la erosión hídrica minimizando la velocidad de la escorrentía del agua en la tierra. Se encuentra en su tercera etapa con más de 8.000 hectáreas terminadas. Todo lo anterior surge del firme compromiso de Cono con la conservación de los recursos a través de la sustentabilidad de nuestros sistemas productivos. Y al evitar el agotamiento y la degradación, buscamos conservar estos preciosos recursos para las generaciones futuras. El suelo es un sistema frágil y, una vez que alcanza un nivel avanzado de perturbación, pierde su resiliencia y no puede recuperar su capacidad productiva.

Ingeniero Agrónomo Julio César Gonzalvez Fros
Gerente de Producción de Cono Group

 

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